Curso de Sensibilización sobre el Acoso Sexual y por Razón de Sexo en el Ámbito Laboral

La incorporación de la mujer al ámbito laboral supuso un claro avance en su independencia económica, algo fundamental para avanzar hacia la igualdad de oportunidades en la esfera pública. Pero, pese a que a finales del siglo XIX y principios del XX llegó a demostrar sus innegables capacidades para trabajar en sectores tan duros y exigentes como, por ejemplo, el de la minería, pronto fue relegada a determinadas profesiones, que hoy en día continúan claramente feminizadas. Además, a medida que avanzaba el siglo XX, muchas de las mujeres que elegían desarrollar una carrera profesional veían cómo el trato recibido tendía, en el mejor de los casos, hacia la condescendencia y el paternalismo; algo que se reproducía también en el ámbito legislativo, puesto que, hasta mediados los sesenta del pasado siglo XX, el Gobierno buscaba "protegerlas" apartándolas de determinadas profesiones, evitando así que, por ejemplo, pudieran acceder a la carrera judicial; situación, esta última, que tenía su reflejo en una normativa carente de la debida perspectiva de género y que, hasta finales del pasado siglo XX, no contemplaba la magnitud de determinadas actitudes, que, sin embargo, tenían efectos demoledores sobre las víctimas.

La promulgación de la Constitución española, en 1978, fue un paso determinante comenzar a avanzar hacia la igualdad de oportunidades, puesto que, entre otras cuestiones, recoge que "la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social" (primer apartado del artículo 10 de la Carta Magna); y, al afirmar esto, incluía tanto a hombres como a mujeres, dado que, según aclara, "los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de (...) sexo" (artículo 14).

No obstante, pese a la euforia derivada de su publicación, continuaban tolerándose algunos comportamientos de cariz sexista, que, hoy en día, pueden llegar a ser constitutivos de un delito de acoso sexual o, cuando menos, repercutir negativamente sobre quienes lo sufren. A estos, se suman los vinculados a la discriminación por razón de sexo, que con frecuencia seguimos observando incluso en la fase pública de selección de personal, en la que incluso los anuncios de vacantes dan a entender qué sexo han de tener las personas que se postulen; o en las posibilidades de ascenso, en las que el techo de cristal continúa siendo una realidad a superar.

En cualquier caso, es preciso tener presente que tanto hombres como mujeres pueden ser víctimas y perpetradores de acoso sexual y/o de acoso por razón de sexo; y así se abordará en este Curso de Sensibilización sobre el Acoso Sexual y por Razón de Sexo en el Ámbito Laboral, en el que se aportarán al alumnado los conocimientos necesarios para que sea capaz de detectar posibles situaciones de acoso, para que se familiarice con las medidas preventivas más usuales para evitarlo y para que descubra cuáles son las consecuencias del acoso para la víctima, para la organización en la que se produce y para la plantilla. Y para que, además, sea consciente de la responsabilidad empresarial en su prevención y que ha de traducirse en la configuración de entornos respetuosos con las personas que integran sus equipos de trabajo.

Objetivos del programa

¿A quién está dirigido?